Si quieres que tus dientes no sufran, deja de estresarte

Si quieres que tus dientes no sufran, deja de estresarte

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El estrés es uno de los padecimientos más comunes del día a día de las personas. Los dientes pueden verse afectados por esa situación de ansiedad que supera el equilibrio. A veces sin darnos cuenta, mordemos un bolígrafo o lápiz en el trabajo, rechinamos los dientes de forma inconsciente y dejamos a un lado el cuidado de nuestra boca.
Todo por ese estado de agobio que nos tiene sumidos en verdaderas crisis. Pero cuidado con la crisis, la salud es lo primero y la podríamos estar dejando de lado.

La salud bucodental está directamente ligada a ese estrés que afecta considerablemente a nuestros dientes. Como consecuencia, muchas de las personas aprietan los dientes cuando duermen de forma involuntaria y provocan un desgaste considerable del esmalte dental. Esta última práctica se llama bruxismo y la insistencia de esta acción hace que se deterioren los dientes y acudamos al dentista con dolores de mandíbula. Aunque esto puede evitarse con unas férulas que permiten separar los dientes superiores e inferiores. En principio, una persona abre y cierra la boca entre 1.500 y 2.000 veces durante el día.
El problema llega cuando esto también ocurre durante la noche. Lo normal es contactar los dientes entre 4 a 10 minutos durante 24 horas. Una persona ante los efectos del estrés puede hacerlo 4 horas, normalmente durante la noche.

Si suficientes quebraderos de cabeza nos provoca el estrés, además éste es un potenciador de caries. La razón es que el PH de la saliva se hace más ácido por una mala digestión, hábitos discutibles y deficiente alimentación. Esta acidez puede atacar directamente a los dientes, causando caries.

Pero los efectos del estrés no sólo se ven en los dientes. La aparición de aftas, herpes labiales, boqueras,son indicativos de altos niveles de ansiedad. El hecho de tener unas defensas más bajas hace que la boca infectada sea puerta de entrada para contraer otras enfermedades.

De igual modo podemos saber si el estrés está atacando a nuestra boca si empezamos a notar inflamación en las encías. Puede producirse por dos motivos. El primero es biológico, el segundo por simples descuidos. En el caso del primero, las circunstancias estresantes hacen que nuestro cuerpo produzca una hormona que actúa de agente antiinflamatorio llamado cortisol. No obstante, cuando ataca a las encías produce inflamación. El segundo motivo es más producto de una relación causa-efecto. Pues debido al estrés, abandonamos ciertas prácticas saludables, nos confiamos más al alcohol o al tabaco y esto produce unas encías inflamadas que pueden provocar la infección o el sangrado de las mismas.

Es obvio que tras leer este artículo muchas personas se habrán visto identificadas con la relación entre estrés y salud bucodental. Pues bien la forma de minimizar daños es siguiendo unas pautas saludables de higiene oral con un cepillado de los dientes de al menos tres veces al día, incluyendo, por supuesto, el hilo dental. Y una sugerencia: es mejor lavarse los dientes media hora después de comer, no de forma inmediata. Ya que justo después de la comida el PH de la boca se vuelve más ácido tras haber ingerido alimentos y puede afectar a nuestro esmalte dental.

Una de las soluciones mientras tanto es beber agua o mascar chicle para favorecer la producción de saliva. Por último, para completar, es recomendable que nos sometamos a revisiones periódicas y así esquivar los problemas que el estrés nos pueda acarrear. Ya lo saben, no dejen que el estrés se lleve tu boca por delante.

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